Este mamoncete me despertaba cada mañana subiéndose a mi cabeza a eso de las siete en punto pidiendo comida con sus mini maulliditos.
A día de hoy, casi un año después, la pequeña bestia, que ya será unas 5 veces lo que era, aunque no demasiado grande (es un canijo todo zarpas y cariño a partes iguales) sigue sin respetar, aunque esté de vacaciones, las horas de descanso, solo que ahora ya directamente pega manotazos y maulla como un hombre (bueno, como un gato en condiciones).
Y aquí una fotillo del pequeño bastardo en cuestión...cualquier día le empiezo a llamar "Moon of my life" o algo así.
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