Y mientras, sigo esbozando viñetas de bajo presupuesto, intentando que sean sinceras y absurdas, lo cual llega a ser estúpidamente dificil.
Así que hoy, en Crónicas Etílicas de bajo presupuesto, aprenderemos que no hay que tocarle las castañas a un tiranosaurio, por muy tentador que sea.
Y de postre:
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