jueves, 28 de julio de 2011

UN INCISO REFLEXIVO.

Nos pasamos la vida recorriendo un laberinto en el que buscamos algo, no sabemos qué, pero es algo que necesitamos con toda nuestra esperanza.

El camino está plagado de minotauros que intentarán detenerte, pues esa es su obligación, ya que existen solo para ello y de tí depende decidir qué minotauro lo logrará o, simplemente, que no lo logre ninguno, ya que la necesidad de encontrar ese "algo" es lo más fuerte que existe.

Pues bien, así me planteo metafóricamente mi situación.

He vencido a cientos de minotauros y tengo sus cabezas en mi salón para demostrarlo.

Me siento orgulloso en varios aspectos, ya que cada minotauro es un logro:

a los casi 26 (el mes que viene llegan) tengo dos títulos, un trabajo (bueno, no el mejor, pero si bueno y lo admito), trabajo en un lugar que me gusta y en el que además, vivo. He conseguido mi pequeño estudio independiente, en donde vivo a gusto y tranquilo (al menos, lo intento).

Tengo muchos colegas y entre ellos AMIGOS de verdad, de esos que parecen hermanos (más, incluso) y ellos lo saben.

He tenido a mi lado mujeres INCREIBLES, cada una con su personalidad y su encanto y he logrado mantener la amistad, no con todas (que tampoco son tantas, que conste), pero las que conservo son como tesoros, de hecho, más que tesoros (mucho más).

Que me sobran 20 kilos, seguro, pero no creo que fuera más feliz y me sintiera mejor persona sin ellos (he crecido sin autoestima y ya me he acostumbrado a lo que soy).

He conseguido todo eso. Y me gusta. Adoro a la gente que tengo alrededor (aunque estén lejos), mi música, mis lecturas y mis ganas (en baja ahora mismo) de dibujar y de estudiar.

No me da palo decirle a mis padres que les quiero delante de la gente (suerte tengo de conservarlos y que sigan ahí conmigo).

E, incluso, Clyde, mi pequeña loba blanca, es más feliz en donde vive ahora y eso me consuela mucho.

Pero aún con todo ello, con todo lo logrado (y por lograr, claro) sientes que algo falta, no sabes qué, pues has llegado a un sitio bastante bueno, pero algo falta y no sabes qué es y duele y jode y quita el sueño. ESO representa mi dibujo: el minotauro más grande y canalla que he encontrado por ahora en el laberinto que es mi vida y no sé como matarlo.

Pero no me rindo ya que por cada golpe suyo, yo le corto un buen par de tajos (y juro por dios que te pondré cara y en cuanto sepa cómo eres, te cortaré la puta cabeza)


Hasta ahí, mi reflexión (es lo que tiene vivir solo: mucho tiempo para pensar y comerse la cabeza).





Ala, portaos bien y que cortéis muchas orejas y rabos.