miércoles, 6 de marzo de 2013

De trenes y cuadernos rojos.

Actualmente ando pensando en una nueva propuesta con un amigo, a ver si logramos que salga adelante semanalmente. Pronto os daré noticias de ello.

Hoy no tengo dibujos, por más que lo intento, no logro que salga nada, nosecuantos papeles convertidos en irregulares amasijos blancos que descansan en mi papelera...poético, eh?

Hablando de poemas, no es que sena poemas en sí o algo por el estilo, pero estas son algunas cosillas que de repente me da por escribir en el tren en vez de dibujar. No tiene rima, ni estilo, ni clase ni nada parecido, pero bueno, aquí os dejo el tema. 


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Las verdades son
como puños impregnados
en resina y clavos.
Al golpear, duelen
y abren heridas
que sangran y tardan
mucho en cicatrizar.
Contundentes y certeras,
no te dejan ni respirar.
Las verdades como puños
no cesan de golpear.


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Te miro y pienso en el tiempo perdido.
No fueron horas ni minutos,
fueron días enteros
que te dediqué con esmero.
Te hice reir, soñar, gozar y disfrutar.
Te abracé y te follé incansable 
hasta que al límite llegases
que ni pudieras respirar.
Los orgasmos parecían
moneda de cambio.
Luego te ibas para volver
y si llego a saber que aquella
era la última vez,
no te habría soltado al amanecer.


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El dolor constante
es parte de mí.
Ansío y añoro
lo arrebatado 
e inexistente.
Besos y abrazos,
sexo y orgasmos.
Dulce el néctar
de tu entrepierna.
Cálida saliva
junto a la mía.
Me toca vivir
una realidad
que ni es dura
ni cruel,
pero el pesar
me hace pensar
que si lo tuviera
otro gallo me cantaría.


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Viajo en un vagón silencioso.
Apagadas caras desconocidas
que no confían unas en las otras.
Afuera todo es negro y frío,
aunque aquí el frío
se siente muy dentro
y la calefacción
está puesta hasta arriba.


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Ella me dijo: es que en la calle hace frío.
Y yo contesté: ya, pero más frío hace en mi habitación. 


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En fin, lo había avisado, pero el pequeño cuaderno rojo y el tren me incitan a escribir lo que se me pasa por la cabeza.




El susodicho en persona.